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Buenas Salenas!...
sábado, 28 de enero de 2012 18:12 | 4 Comment |
Todo tenia colores, brillaban los pasteles en la noche, a veces alguien se detenía en la calle y sacaba un pincel para retocar algún color que empezara a perderse, así jamas llegaría la melancolía.
A las 6:00am llegaban los peces de colores y tocaban las puertas de las casas,  nadaban por el cielo y despertaban a todos para ir a sus trabajos, donde los recibían con un abrazo y una sonrisa, y trabajaban con ricas tazas de café o chocolate. Los edificios eran blancos y sus ventanas de diversos colores que brincaban del azul al amarillo, del amarillo al rojo y al naranja, todo era armonía.

Entonces un día empezó a llover. Gotas enormes caían y todos se escandalizaban, corrían, los colores empezaron a caerse, mientras solo alguien disfrutaba de la lluvia con los ojos cerrados, pobre inocente.

La ciudad quedo desolada, todo era gris, ladrillo, a veces verde y tan húmedo. Estaba esa persona, sola dándose cuenta de la realidad,  reconstruyendo poco a poco, a pinceladas lo que la tristeza se llevo. Ladrillo a ladrillo se reconfortaba pensando que no todo estaba perdido, solo fue un huracán de frías palabras las que arrancaron los colores de su rostro, una mano gigante que destruyo la piel de los edificios y regreso a esta idiota a su vida regular, una rutina, lo único que se mantenía, parte del esqueleto casi sin equilibrio.

Un día sonó el teléfono en una de las cabinas rojas, la esperanza reconstruida, y luego llegaron personas poco a poco a la ciudad, pero una sola se puso de rodillas junto a esa idiota que día tras día matizaba la pequeña población en ruinas, solo una persona saco su pincel y empezó a pintar nuevamente una metrópoli.

Quizás sea otra ilusión, pero, de que mas vivimos los idiotas?

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