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Cronopismo.
viernes, 4 de noviembre de 2011
4:45 | 3 Comment |
 Entre cierto oscurantismo, en algo galopante, excitante que marcha a la perfección, en la utopía que sigue al perfecto entendimiento, surge la luz del cumplimiento, el pequeño sacrificio para conocer el calor de su manos o el nerviosismo al míralo, de lejos. Entiendo que soy pasional al tomar decisiones bajo la fiebre del entusiasmo y estoy dispuesta a sacrificar lo que sea por un minuto con su tiempo, un poco de su voz. No hay nada más terrible para alguien como yo, que te halen de las piernas a la lógica mientras nadas en ese liquido amniótico tan sublime, un parto prematuro a la realidad destruyente. Y de esa forma, sin modular el nivel ya no fue parto, fue la cesárea a la visión de mi idotez. Y eso que comprendo perfectamente cuánta razón tienen y cómo el espectáculo no ha de ser tan bueno como a mí me parecía (pero en realidad a mí no me parecía que fuese bueno ni malo ni nada, sencillamente estaba transportado por lo que ocurría como idiota que soy, y me bastaba para salirme y andar por ahí donde me gusta andar cada vez que puedo, y puedo tan poco).
No es culpa de nadie que sea tan idiota, que suela conformarme con cualquier pedacito de la vida en cada momento, que prefiera sentarme y disfrutar por horas como el aire golpea mi cara. Supongo que en la realidad a la que a veces no pertenezco, ya es un virtuosismo darle un poco de valor a las acciones, a cualquier cosa.
En realidad no pasa nada grave pero ser idiota lo pone a uno completamente aparte, y aunque tiene sus cosas buenas es evidente que de a ratos hay como una nostalgia, un deseo de cruzar a la vereda de enfrente donde amigos y parientes están reunidos en una misma inteligencia y comprensión, y frotarse un poco contra ellos para sentir que no hay diferencia apreciable y que todo va benissimo. P.D: Cortázar me anima, saben? Esta pequeña obra la tengo siempre conmigo, pero últimamente me ha tocado demasiado utilizarla, y ya no espero que nadie entienda Etiquetas: Cuando por dentro se desatan los pensamientos, Fragmentos, historia de pequeños momentos, Rainbow sea comes |